Joaquín Diaz
- Caballero, caballero, ¿de dónde ha venido usted? - De la guerra, señorita. ¿Qué se le puede ofrecer? - ¿Ha visto usté a mi marido en la guerra alguna vez? - No señora, no le he visto; deme las señas de ál. - Mi marido es alto rubio; alto rubio aragonés y en la punta de la lanza, lleva un pañuelo francés. Se lo bordé cuando niña, cuando niña lo bordé, uno que le estoy bordando, y otro que le bordaré. Si a los siete años no vuelve, solita me quedaré y a las dos hijas que tengo, monjitas las meteré.